El reconocimiento de los derechos humanos ha sido producto de la lucha de los pueblos por obtener una convivencia justa y pacífica; detrás de cada derecho reconocido están muchas personas que han sufrido y siguen sufriendo limitaciones para su cumplimiento. En consecuencia, la tutela de estos derechos incluye tanto la garantía de un valor ético exigible, como el compromiso del Estado a garantizar la creación de instituciones, y los recursos humanos y materiales, para alcanzar su plena realización. Ya no es suficiente el mero reconocimiento de un derecho porque “ hoy es comúnmente aceptado que un derecho vale jurídicamente lo que valen sus garantías” .Por tanto, el predominio de estos derechos se debe entender en un doble sentido: 1) que el legislador regule modalidades para su ejercicio; y 2) que exista un mandato dirigido a los poderes públicos para que los derechos sean eficaces. O dicho de forma directa: que haya una ley y que sea aplicada debidamente.
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