En la presente obra agrupa distintos artículos que llaman la atención sobre algunos de esos nuevos problemas o exigencias que cualquier jurista que esté interesado en estar a la altura de los tiempos no puede ignorar. Centralmente —como lo destaca el título— se trata de reconocer que el servicio del jurista ya no se presta a través de la “interpretación”, o sea desentrañando el sentido de una norma y proyectarlo silogísticamente a una instancia individual del caso genérico previsto en aquella, sino razonando de manera lógica y persuasiva mediante el empleo de premisas o enunciados que resultan justificados por medio de razones o argumentos jurídicamente válidos. Lo que el ciudadano reclama es que el derecho dicho por los juristas resulte racional y, por ende, susceptible de ser aceptado racionalmente, y en esa tarea “jurisdiccional” la ley tiene un papel inexcusable que cumplir pero no excluyente ni exclusivo.
Tipo de libro: PDF
DRM: Si